29 jun 2012


"Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto." 
                                                                                                                  Del capítulo 93 de Rayuela

22 oct 2011

Cuando eras infinito...


A veces me descubro enredada en mis recuerdos...

Y me niego a ser arrastrada por ese sinfín de momentos, con el tiempo, destilados de todo rencor.

Trato de buscarte y de encontrarte , despojado de todas mis ideas sobre vos, como el primer día , cuando eras infinito, alguien por recorrer... por descubrir.

Cuando Atravesar esos primeros silencios y encontrarte del otro lado, eran un deleite para el alma.

Cuando sabíamos que esto iba ser perdurable...

Todo lo perdurable que admite lo transitorio.













A vos, por los inevitables des-encuentros.










27 jul 2011


Hay un terror tan delicioso como escalofriante. El desafío del otro cuerpo. El otro cuerpo como campo de prueba. Lo desconocido y lo imprevisto, amenazador y subyugante, conviven ocultos - pero oscuramente evidentes- en la deslumbrante intimidad del cuerpo que nos invita , que nos incita sin pensarlo, o a sabiendas. Si no ¿porque seria una flecha el instrumento de cupido, de que seria Diana Cazadora? y si resulta una primera vez , esta también el fantasma agorero de la iniciación , no tan atávica y primitiva como se presume. Por no Habla del veneno de la competencia , que se acentúa comtemporaneamente con sutil eficacia.

Rodolfo Alonso.
( En Se Miran, se Presienten, se desean)..



24 abr 2011

Para médicos y amantes.

cuando te vi mover la cucharilla
despacio, como si aquella tarde
se parara el latido de la sangre
en lo oscuro de aquella gris cafetería.

No supe qué decirte, hablamos como
si hubiera sido ayer, sin ir más lejos,
la última vez que tú y yo hablamos,
la última vez que habíamos entrado
a saco por el alma y por el pecho.

Así que yo te hablé de mis triunfos,
de mis últimos versos, de mí mismo,
y casi sin mirarte, miraba tu café
que removías con exquisito interés
como si de ello dependiera tu destino.

Tú no decías nada. Sonreías.
Pensando en una cita, un amor nuevo
que esperaba aquella misma tarde.
Y en mitad del silencio alguna frase,
metralla de antiguos bombardeos.

Yo te llevé a tu casa. Nos rozamos
las caras sabiendo que ya nada
justificaría nuevas llamadas,
que nuestro corazón perdió esa tarde
interés para médicos y amantes.

Ismael Serrano.

18 abr 2011

Pausa



De vez en cuando hay que hacer
una pausa

contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana

examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa

y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.

y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.

Mario Benedetti.

El asombro fue descubrirse escribiendo de nuevo...












23 ene 2011

y entonces jugamos al cíclope ...

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.


Julio Cortázar

(Rayuela)